miércoles, 1 de diciembre de 2010

Hoy en la historia de Mèxico

 Durante el periodo de festividad que México acaba de transitar con motivo de sus 200 años, los ojos del mundo se fijaron en el país.

Un día como hoy, el 27 de septiembre de 1821, el Ejército Trigarante de Agustín de Iturbide entró victorioso a la Ciudad de México. De ello también dieron cuenta en su momento los diarios europeos y americanos de la época. Lo interesante de ambas fechas —la de hace 189 años y la actual— es que en ambas hay una sensación mundial de que el país se encuentra en una etapa definitoria.

La incertidumbre en los inicios del siglo XIX era por el futuro de una nación en nacimiento. Hoy lo es por las dudas que genera la situación de guerra civil, pero ahora entre criminales y fuerzas del Estado.

Las fiestas de Independencia y de Revolución llegan en un periodo muy difícil para México. Los mexicanos realizan un balance de los años de guerra y encuentran que el costo se eleva por encima de los 28 mil muertos.

Varias ciudades como Ciudad Juárez anularon fuegos artificiales y fiestas públicas por razones de seguridad. Se habla todavía en otras partes del mundo del descubrimiento de 72 cadáveres de inmigrantes en el estado de Tamaulipas, muertos por una banda criminal.

Desde el extranjero se escucha: “¿Qué pasó con México? ¿Qué fue de su sólida economía y de su liderazgo en América Latina?”. Sabemos que México fue uno de los países latinoamericanos más afectados por la crisis financiera internacional. Al sur del continente, la revista chilena Americana Economía publicaba hace unos días que en 2002 habían 241 empresas mexicanas entre las 500 más importantes de la región. Hoy, en 2010, la cifra llega apenas a 119.

Hay un desánimo mexicano generalizado que se detectó en la prensa internacional. “Falta el entusiasmo del bicentenario”, dijo The New York Times. “Las medidas de seguridad —como los 14 mil policías vigilando— limitaron la alegría de los festejos”, aseguró Le Monde.

La lección en los tres casos, el desánimo, la inseguridad y la crisis económica, es recuperar la estabilidad, la certeza. Igual que lo hizo México después de sus dos guerras internas pasadas.

Centrarse en los problemas sería reducir México a la cifras y olvidarse del aspecto humano, sería ocultar, también, que las fiestas sirvieron para enaltecer la cultura mexicana. Los espectáculos, el teatro y la música permiten dar un enfoque un poco más positivo de lo que en realidad es México y ver a la República como una nación con una riqueza social y cultural.

México es un país con dramas, pero cuya existencia vale la pena festejar. Tal vez desde el interior del país se critique ver a tantas personas en la calle por celebrar cuando hay muertos y pobreza, pero es al contrario. El pueblo mexicano necesita impedir desanimarse por las dificultades, aunque sean muy graves.

Festejar a sus héroes como Miguel Hidalgo, José María Morelos o Emiliano Zapata es una manera de mostrar que no se olvidaron de sus valores de independencia, de entereza y de libertad que hicieron el México moderno, con todo y sus problemas.


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